lunes, 30 de enero de 2012

¡ Mahatma Gandhi !


A continuación, una anécdota entre el gran Gandhi y un niño, dos citas para la posteridad y un precioso poema de su autoría. 

En una ocasión una abuela llevó a su nieto al Mahatma Gandhi. El niño tenía un apetito insaciable por el azúcar, lo cual estaba poniendo en peligro su salud.

“Por favor, dígale que deje de comer azúcar. Mi nieto le tiene mucho respeto, y sé que escuchará lo que usted le diga”. Gandhi les pidió que se fueran y regresaran pasados unos días.

Días más tarde, la abuela y el nieto regresaron. Gandhi, mirando a los ojos del pequeño, le dijo con autoridad: “Deja de comer azúcar, estás hiriendo tu cuerpo”. Después de un breve silencio, la abuela le preguntó a Gandhi: “Señor, ¿por qué usted nos pidió regresar? Esto mismo podría haberlo dicho el primer día.

Gandhi respondió: “Señora, hace cuatro días yo consumía azúcar y no podía hablarle con autoridad a su nieto. Ahora puedo, porque hace unos días dejé de tomarlo”.

Sed vosotros el cambio que queréis ver en el mundo.
Casi todo lo que realice será insignificante, pero es muy importante que lo haga.
Una sonrisa no cuesta nada y produce mucho,
enriquece a quienes la reciben
sin empobrecer a quienes la dan.
No dura más que un instante,
pero su recuerdo es a veces eterno.
Nadie es demasiado rico para prescindir de ella,
nadie es demasiado pobre para no merecerla.
Da felicidad en el hogar, apoyo en el trabajo,
es el símbolo de la amistad.
Una sonrisa da reposo al cansado,
ánimo a los más deprimidos.
No puede ni comprarse, ni prestarse, ni robarse,
pues es una cosa que no tiene valor
hasta el momento en que se da.
Y si alguna vez tropiezas con alguien
que no sabe dar una sonrisa,
sé generoso, dale la suya.
Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa
como el que no puede dársela a los demás.”

Mahatma Gandhi

No hay comentarios:

Publicar un comentario